La digitalización del medio rural, es decir, la incorporación efectiva, extendida y compartida de las tecnologías de la información y la comunicación en todo el territorio, es un elemento clave para luchar contra la despoblación. Existen numerosos ejemplos y buenas prácticas con acciones y proyectos compartibles y replicables. La mayoría se centran en mejorar la producción agraria, ganadera y forestal, pero no se pierde de vista la formación, el teletrabajo, la mejora de los servicios sociales y el afianzamiento de mujeres y jóvenes en el territorio.
En España hay 26.767 núcleos de población, la gran mayoría en zonas rurales, donde no llega internet de calidad y la cobertura de la telefonía móvil es incompleta. Es un dato de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Según la Agenda Digital Europea, la cobertura total con banda ancha, con un mínimo de velocidad de 30 megabytes por segundo (Mbps), debería haber llegado a comienzos de 2020.
El movimiento de la España Vaciada, que reclama más atención y medios para los territorios rurales, tiene en su manifiesto un punto centrado en “conectividad y telecomunicaciones”. En él se explica que “primando al territorio es posible garantizar un acceso universal y, por lo tanto, al alcance de todos los ciudadanos, a una tecnología digna, equiparable a la que se tiene en el medio urbano, con independencia de dónde vivan o de dónde se encuentren puntualmente”.
Los collares de Digitanimal permiten monitorizar la posición, actividad y temperatura de los portadores.
El trabajo de Ganaderas en Red les hizo merecedoras de un Premio de Excelencia a la Innovación Agraria en 2017.
Campogest es una de las herramientas que se han implementado para optimizar las explotaciones agrarias.